ACCESIBILIDAD EN LOS ENTORNOS
ACCESIBILIDAD EN LOS ENTORNOS: inteligentes, accesibles y amigables
 ¿Qué es un entorno inteligente? ¿Y un entorno amigable?

Los entornos inteligentes son un sistema complejo en el que todos los elementos que lo caracterizan, -población, gobernanza, economía, movilidad, medioambiente, cultura… y, en definitiva, el modo de vida, deben ser inteligentes y focalizarse en el individuo y su bienestar, siendo las tecnologías de la información y la comunicación instrumentos imprescindibles al servicio de las personas y no un fin en sí mismo.

Los entornos son inteligentes si son amigables con todas las edades y accesibles para todas las personas –independientemente de su condición, enfermedad, capacidades u otras-, por ello debe garantizarse que las necesidades de las personas más vulnerables estén contempladas en los servicios que se vayan creando. La facilidad de uso o usabilidad y la accesibilidad es una necesidad trasversal exigible en todos los proyectos y actuaciones que se desarrollen en los entornos inteligentes.

Con los años, el concepto de entorno inteligente y tecnológico se ha desarrollado con mayor sensibilidad, pasando a denominarse entorno amigable, para englobar y referirse a todas aquellas ciudades o pueblos inteligentes que tienen a las personas como objetivos principales y, por tanto, beneficiarias últimas de este proceso, a pesar de que también la eficiencia energética, la sostenibilidad y las infraestructuras tecnológicas resulten valores esenciales del cambio. Gracias a la tecnología, todas las personas pueden lograr el acceso completo a un bien o servicio, respondiendo así a los principios del Diseño Universal y de la Accesibilidad.

La idea esencial, por tanto, no es rebajar la importancia de la tecnología, sino condicionar su uso al objetivo principal, el bienestar de las personas.

 

¿En qué nos afecta que un entorno sea amigable o no?

El envejecimiento de la población en España y en el resto del mundo es un hecho indiscutible que está generando la gran transformación social del siglo XXI, afectando a todos los ámbitos de la vida -economía, industria, sociedad, mercado laboral y financiero-, y produciendo también un cambio en la demanda de bienes y servicios, las relaciones sociales, los sistemas de cuidado y de atención, etc.

De los 46,7 millones de habitantes en España, casi el 20% -unas 9.220.000 personas- son mayores de 65 años, alcanzando las más altas esperanzas de vida medias conocidas en el mundo, como son los 86 años que viven las mujeres españolas y los, nada despreciables, 80 años de vida de ellos. La sociedad tiende a una mayor longevidad y se espera que esta tendencia siga creciendo, de forma progresiva hasta alcanzar en 2050  el 25%, a pesar de los recientes estragos causados por el SARS-CoV-2 o coronavirus en los grupos de edad más mayores.

Ejemplo de la concienciación de esta transformación social, la Organización Mundial de la Salud (OMS)ha promovido el Programa Mundial de Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores, y la OMS y el IMSERSO han establecido un convenio de colaboración, con el apoyo del Ceapat, para desarrollar la Red Estatal de Ciudades Amigables con las Personas Mayores. El objetivo de esta Red es que las ciudades sean amigables con la edad, en ámbitos como el entorno construido, el transporte, la vivienda, el empleo, la comunicación y las tecnologías, la participación social, el respeto y la inclusión social y la participación ciudadana.

OMS, Imserso, Ceapat y otras administraciones colaboradoras, entre las que se encuentra Solidaridad Intergeneracional, pretenden crear y visibilizar una red de entornos inteligentes, concepto que aunque resulte complejo y complicado por ser multidimensional, puede resumirse en la creación de mejores condiciones para facilitar la vida diaria, centrándose en la persona y siendo capaz de anticiparse y responder a las necesidades generales y de relación, basándose en la alianza entre lo público, lo privado y los ciudadanos y en cuyo diseño debemos participar todos activamente. Un entorno facilitador y amigable beneficia a todas las personas.

Por el contrario, un entorno confuso y agresivo produce un impacto negativo en nuestras vidas. Nuestro entorno afecta en gran medida a la forma en que vivimos y envejecemos y, por tanto, a nuestra salud y a nuestra calidad de vida.

 
TECNOLOGÍA APLICADA AL DISEÑO UNIVERSAL

La tecnología se ha de centrar en facilitar la vida a las personas, especialmente a las vulnerables, aquellas que por la pérdida o merma de sus capacidades, caso de enfermedad o discapacidad, ellos y su estilo de vida se encuentran más limitados. La tecnología centra sus esfuerzos en compensar estas limitaciones para hacer que el usuario pueda llevar una vida lo más plena y feliz posible. Además, la diversidad es una característica intrínseca de la humanidad. Todas las personas somos diferentes y cambiamos a lo largo de la vida modificando nuestras conductas, hábitos y necesidades. Por ello, la tecnología debe poder ser moldeable, adaptativa y personalizable para quien la usa.

En lo referente a usuarios, las personas mayores, en general, y las que sufren discapacidades, especialmente, tienen que jugar un papel creciente en el diseño de entornos inteligentes, accesibles y amigables que serán utilizables por toda la sociedad. Ya que, si un dispositivo o una herramienta puede ser utilizada por la persona con más limitaciones, podrá ser utilizada por todo el mundo. Por esto, el Diseño Universal busca la adecuación para todos y beneficia a personas de todas las edades y situaciones. Un buen diseño capacita y un mal diseño incapacita.

En el campo del Diseño Universal aplicado a la Tecnología, la accesibilidad digital o tecnológica resulta ser un concepto relativamente nuevo. La revolución de las tecnologías de la información y comunicación y su rápida penetración en todos los ámbitos de la vida, están suponiendo cambios importantes en la manera de vivir, de relacionarse, de formarse, de trabajar, de divertirse y de participar en la sociedad. De modo que la tecnología está centrando sus esfuerzos en dar respuesta a las exigencias de criterios de accesibilidad y, en lo relativo a la comunicación, abarca aspectos relacionados desde la lengua de signos, subtitulación, audio descripción, bucles de inducción magnética, retransmisión accesible, TV digital accesible y accesibilidad web, hasta sistemas de conversación total, teleasistencia avanzada y entornos y sistemas de emergencia accesibles, entre otros.

En resumen, el futuro requiere perfilar el concepto de «Espacio inteligente», seguir trabajando en la accesibilidad digital y realizar una pedagogía básica para que todos podamos participar y aportar de forma igualitaria y en la misma dirección.  Hay que contar con los usuarios, -especialmente de los mayores y las personas con discapacidad- desde el principio, sin olvidar la opinión de expertos tanto sociólogos como tecnológicos y el aprendizaje continuo de la experiencia.

La sinergia entre tecnología y sociedad debe estar presente en los entornos inteligentes. Las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs) accesibles tienen que:

  • Ayudar a crear espacios de bienestar personal y social para ampliar capacidades,
  • Facilitar la autonomía y seguridad,
  • Mejorar la calidad de vida y las relaciones sociales, evitando la soledad y la dependencia,
  • Cuidar y potenciar el medio ambiente desde una visión inclusiva, y Posibilitar la aportación y participación creciente de toda la sociedad. 

 

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